Parto de cero. Del origen, del inicio. Atrás no hay nada.
El pasado ya no existe. Se abre ante mi un nuevo horizonte.
¿hacia dónde voy a orientar mis pasos?... Depende de adonde quiero llegar... ¿lo tengo claro? ¿sé exactamente qué es lo que quiero?
Lo pienso, lo proyecto... lo tengo, lo sé.
Es entonces cuando se abren ante mi los caminos.
No importa si cojo el más largo, el más corto, el más enrevesado o el más fácil. Con una meta clara, sé que el camino que escoja me llevará hasta allí.
Respiro hondo, visualizo mi llegada, y comienzo a andar, con ardiente aspiración de llegar, pero disfrutando a la vez del viaje y de las experiencias.
Si me alejo del camino sufriré, y ese sufrimiento será la guía que me reconduzca de nuevo al sendero por el que debo transitar.
Cuando crea que estoy perdida pediré ayuda y sé que encontraré orientación. Porque en realidad la meta es un lugar que conozco... es el lugar de donde partí una vez... y el sendero... es un camino de retorno.
Eva Huesca